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TABLA
PERIODICA DE LOS ELEMENTOS
La tabla periódica de los elementos es una
disposición de los elementos químicos en forma de tabla, ordenados por su
número atómico (número de protones), por su configuración de electrones y sus
propiedades químicas. Este ordenamiento muestra tendencias periódicas, como
elementos con comportamiento similar en la misma columna.
En palabras de Theodor Benfey, la tabla y la
ley periódica «son el corazón de la química —comparables a la teoría de la
evolución en biología (que sucedió al concepto de la Gran Cadena del Ser), y a
las leyes de la termodinámica en la física clásica».
Las filas de la tabla se denominan períodos y
las columnas grupos. Algunos grupos tienen nombres. Así por ejemplo el grupo 17
es el de los halógenos y el grupo 18 el de los gases nobles. La tabla también
se divide en cuatro bloques con algunas propiedades químicas similares. Debido
a que las posiciones están ordenadas, se puede utilizar la tabla para obtener
relaciones entre las propiedades de los elementos, o pronosticar propiedades de
elementos nuevos todavía no descubiertos o sintetizados. La tabla periódica
proporciona un marco útil para analizar el comportamiento químico y es
ampliamente utilizada en química y otras ciencias.
Dmitri Mendeléyev publicó en 1869 la primera
versión de tabla periódica que fue ampliamente reconocida. La desarrolló para
ilustrar tendencias periódicas en las propiedades de los elementos entonces
conocidos, al ordenar los elementos basándose en sus propiedades químicas, si
bien Julius Lothar Meyer, trabajando por separado, llevó a cabo un ordenamiento
a partir de las propiedades físicas de los átomos. Mendeléyev también
pronosticó algunas propiedades de elementos entonces desconocidos que anticipó
que ocuparían los lugares vacíos en su tabla. Posteriormente se demostró que la
mayoría de sus predicciones eran correctas cuando se descubrieron los elementos
en cuestión.
La tabla periódica de Mendeléyev ha sido
desde entonces ampliada y mejorada con el descubrimiento o síntesis de
elementos nuevos y el desarrollo de modelos teóricos nuevos para explicar el
comportamiento químico. La estructura actual fue diseñada por Alfred Werner a
partir de la versión de Mendeléyev. Existen además otros arreglos periódicos de
acuerdo a diferentes propiedades y según el uso que se le quiera dar (en
didáctica, geología).
Se han descubierto o sintetizado todos los
elementos de número atómico del 1 (hidrógeno) al 118 (oganesón); la IUPAC
confirmó los elementos 113, 115, 117 y 118 el 30 de diciembre de 2015,6 y sus
nombres y símbolos oficiales se hicieron públicos el 28 de noviembre de 2016.1
Los primeros 94 existen naturalmente, aunque algunos solo se han encontrado en
cantidades pequeñas y fueron sintetizados en laboratorio antes de ser encontrados
en la naturaleza. Los elementos con
números atómicos del 95 al 118 solo han sido sintetizados en laboratorios. Allí
también se produjeron numerosos radioisótopos sintéticos de elementos presentes
en la naturaleza. Los elementos del 95 a 100 existieron en la naturaleza en
tiempos pasados pero actualmente no. La investigación para encontrar por síntesis
nuevos elementos de números atómicos más altos continúa.
Historia[editar]
La historia de la tabla periódica está
íntimamente relacionada con varios aspectos del desarrollo de la química y la
física:
El descubrimiento de los elementos de la
tabla periódica.
El estudio de las propiedades comunes y la
clasificación de los elementos.
La noción de masa atómica (inicialmente
denominada "peso atómico") y, posteriormente, ya en el siglo xx, de
número atómico.
Las relaciones entre la masa atómica (y, más
adelante, el número atómico) y las propiedades periódicas de los elementos y la
aparición de nuevos elementos.
Descubrimiento de los elementos[editar]
Artículo principal: Descubrimiento de los
elementos químicos
Aunque algunos elementos como el oro (Au),
plata (Ag), cobre (Cu), plomo (Pb) y mercurio (Hg) ya eran conocidos desde la
antigüedad, el primer descubrimiento científico de un elemento ocurrió en el
siglo xvii, cuando el alquimista Henning Brand descubrió el fósforo (P).9 En el
siglo xviii se conocieron numerosos nuevos elementos, los más importantes de
los cuales fueron los gases, con el desarrollo de la química neumática: oxígeno
(O), hidrógeno (H) y nitrógeno (N). También se consolidó en esos años la nueva
concepción de elemento, que condujo a Antoine Lavoisier a escribir su famosa
lista de sustancias simples, donde aparecían 33 elementos. A principios del
siglo xix, la aplicación de la pila eléctrica al estudio de fenómenos químicos
condujo al descubrimiento de nuevos elementos, como los metales alcalinos y
alcalino-térreos, sobre todo gracias a los trabajos de Humphry Davy. En 1830 ya
se conocían 55 elementos. Posteriormente, a mediados del siglo xix, con la
invención del espectroscopio, se descubrieron nuevos elementos, muchos de ellos
nombrados por el color de sus líneas espectrales características: cesio (Cs,
del latín caesĭus, azul), talio (Tl, de tallo, por su color verde), rubidio
(Rb, rojo), etc. Durante el siglo xx, la investigación en los procesos
radioactivos llevó al descubrimiento en cascada de una serie de elementos
pesados (casi siempre sustancias artificiales sintetizadas en laboratorio, con
periodos de vida estable muy cortos), hasta alcanzar la cifra de 118 elementos
con denominación oficialmente aceptados por la IUPAC en noviembre de 2016.1
Noción de elemento y propiedades
periódicas
Lógicamente, un requisito previo necesario a
la construcción de la tabla periódica era el descubrimiento de un número
suficiente de elementos individuales, que hiciera posible encontrar alguna
pauta en comportamiento químico y sus propiedades. Durante los siguientes dos
siglos se fue adquiriendo un mayor conocimiento sobre estas propiedades, así
como descubriendo muchos elementos nuevos.
La palabra «elemento» procede de la ciencia
griega, pero su noción moderna apareció a lo largo del siglo xvii, aunque no
existe un consenso claro respecto al proceso que condujo a su consolidación y
uso generalizado. Algunos autores citan como precedente la frase de Robert
Boyle en su famosa obra El químico escéptico, donde denomina elementos «ciertos
cuerpos primitivos y simples que no están formados por otros cuerpos, ni unos
de otros, y que son los ingredientes de que se componen inmediatamente y en que
se resuelven en último término todos los cuerpos perfectamente mixtos». En
realidad, esa frase aparece en el contexto de la crítica de Robert Boyle a los
cuatro elementos aristotélicos.
A lo largo del siglo xviii, las tablas de
afinidad recogieron un nuevo modo de entender la composición química, que
aparece claramente expuesto por Lavoisier en su obra Tratado elemental de
química. Todo ello condujo a diferenciar en primer lugar qué sustancias de las
conocidas hasta ese momento eran elementos químicos, cuáles eran sus
propiedades y cómo aislarlas.
El descubrimiento de gran cantidad de
elementos nuevos, así como el estudio de sus propiedades, pusieron de
manifiesto algunas semejanzas entre ellos, lo que aumentó el interés de los
químicos por buscar algún tipo de clasificación.
Los pesos atómicos
A principios del siglo xix, John Dalton
(1766-1844) desarrolló una concepción nueva del atomismo, a la que llegó
gracias a sus estudios meteorológicos y de los gases de la atmósfera. Su
principal aportación consistió en la formulación de un «atomismo químico» que
permitía integrar la nueva definición de elemento realizada por Antoine
Lavoisier (1743-1794) y las leyes ponderales de la química (proporciones
definidas, proporciones múltiples, proporciones recíprocas).
Dalton empleó los conocimientos sobre proporciones
en las que reaccionaban las sustancias de su época y realizó algunas
suposiciones sobre el modo como se combinaban los átomos de las mismas.
Estableció como unidad de referencia la masa de un átomo de hidrógeno (aunque
se sugirieron otros en esos años) y refirió el resto de los valores a esta
unidad, por lo que pudo construir un sistema de masas atómicas relativas. Por
ejemplo, en el caso del oxígeno, Dalton partió de la suposición de que el agua
era un compuesto binario, formado por un átomo de hidrógeno y otro de oxígeno.
No tenía ningún modo de comprobar este punto, por lo que tuvo que aceptar esta
posibilidad como una hipótesis a priori.
Dalton sabía que una parte de hidrógeno se
combinaba con siete partes (ocho, afirmaríamos en la actualidad) de oxígeno
para producir agua. Por lo tanto, si la combinación se producía átomo a átomo,
es decir, un átomo de hidrógeno se combinaba con un átomo de oxígeno, la
relación entre las masas de estos átomos debía ser 1:7 (o 1:8 se calcularía en
la actualidad). El resultado fue la primera tabla de masas atómicas relativas
(o pesos atómicos, como los llamaba Dalton), que fue posteriormente modificada
y desarrollada en los años posteriores. Las inexactitudes antes mencionadas
dieron lugar a toda una serie de polémicas y disparidades respecto a las
fórmulas y los pesos atómicos, que solo comenzarían a superarse, aunque no
totalmente, en el congreso de Karlsruhe en 1860.
Estructura
y organización de la tabla periódica
La tabla periódica actual es un sistema donde
se clasifican los elementos conocidos hasta la fecha. Se colocan de izquierda a
derecha y de arriba a abajo en orden creciente de sus números atómicos. Los
elementos están ordenados en siete hileras horizontales llamadas periodos, y en
18 columnas verticales llamadas grupos o familias.
Hacia abajo y a la izquierda aumenta el radio
atómico y el radio iónico.
Hacia arriba y a la derecha aumenta la
energía de ionización, la afinidad electrónica y la electronegatividad.
Grupos
A las columnas verticales de la tabla
periódica se las conoce como grupos o familias. Hay 18 grupos en la tabla
periódica estándar. En virtud de un convenio internacional de denominación, los
grupos están numerados de 1 a 18 desde la columna más a la izquierda —los
metales alcalinos— hasta la columna más a la derecha —los gases nobles—.Anteriormente
se utilizaban números romanos según la última cifra del convenio de
denominación de hoy en día —por ejemplo, los elementos del grupo 4 estaban en
el IVB y los del grupo 14 en el IVA—. En Estados Unidos, los números romanos
fueron seguidos por una letra «A» si el grupo estaba en el bloque s o p, o una
«B» si pertenecía al d. En Europa, se utilizaban letras en forma similar,
excepto que «A» se usaba si era un grupo precedente al 10, y «B» para el 10 o
posteriores. Además, solía tratarse a los grupos 8, 9 y 10 como un único grupo
triple, conocido colectivamente en ambas notaciones como grupo VIII. En 1988 se
puso en uso el nuevo sistema de nomenclatura IUPAC se pone en uso, y se
desecharon los nombres de grupo previos.
Algunos de estos grupos tienen nombres
triviales —no sistemáticos—, como se ve en la tabla de abajo, aunque no siempre
se utilizan. Los grupos del 3 al 10 no tienen nombres comunes y se denominan simplemente
mediante sus números de grupo o por el nombre de su primer miembro —por
ejemplo, «el grupo de escandio» para el 3—, ya que presentan un menor número de
similitudes y/o tendencias verticales.
La explicación moderna del ordenamiento en la
tabla periódica es que los elementos de un grupo poseen configuraciones
electrónicas similares y la misma valencia, entendida como el número de
electrones en la última capa. Dado que las propiedades químicas dependen
profundamente de las interacciones de los electrones que están ubicados en los
niveles más externos, los elementos de un mismo grupo tienen propiedades químicas
similares y muestran una tendencia clara en sus propiedades al aumentar el
número atómico.
Por ejemplo, los elementos en el grupo 1
tienen una configuración electrónica ns1 y una valencia de 1 —un electrón
externo— y todos tienden a perder ese electrón al enlazarse como iones
positivos de +1. Los elementos en el último grupo de la derecha son los gases
nobles, los cuales tienen lleno su último nivel de energía —regla del octeto—
y, por ello, son excepcionalmente no reactivos y son también llamados «gases
inertes».
Los elementos de un mismo grupo tienden a
mostrar patrones en el radio atómico, energía de ionización y
electronegatividad. De arriba a abajo en un grupo, aumentan los radios atómicos
de los elementos. Puesto que hay niveles de energía más llenos, los electrones
de valencia se encuentran más alejados del núcleo. Desde la parte superior,
cada elemento sucesivo tiene una energía de ionización más baja, ya que es más
fácil quitar un electrón en los átomos que están menos fuertemente unidos. Del mismo
modo, un grupo tiene una disminución de electronegatividad desde la parte
superior a la inferior debido a una distancia cada vez mayor entre los
electrones de valencia y el núcleo.57
Hay excepciones a estas tendencias, como por
ejemplo lo que ocurre en el grupo 11, donde la electronegatividad aumenta más
abajo en el grupo.58 Además, en algunas partes de la tabla periódica como los
bloques d y f, las similitudes horizontales pueden ser tan o más pronunciadas
que las verticales.59 60 61
Bloques
Periodic Table structure-es-estructura tabla
periodica.svg
La tabla periódica se puede también dividir
en bloques de acuerdo a la secuencia en la que se llenan las capas de
electrones de los elementos. Cada bloque se denomina según el orbital en el que
el en teoría reside el último electrón: s, p, d y f.65 n. 4 El bloque s
comprende los dos primeros grupos (metales alcalinos y alcalinotérreos), así
como el hidrógeno y el helio. El bloque p comprende los últimos seis grupos
—que son grupos del 13 al 18 en la IUPAC (3A a 8A en América)— y contiene,
entre otros elementos, todos los metaloides. El bloque d comprende los grupos 3
a 12 —o 3B a 2B en la numeración americana de grupo— y contiene todos los
metales de transición. El bloque f, a menudo colocado por debajo del resto de
la tabla periódica, no tiene números de grupo y se compone de lantánidos y
actínidos.66 Podría haber más elementos que llenarían otros orbitales, pero no
se han sintetizado o descubierto; en este caso se continúa con el orden
alfabético para nombrarlos. Así surge el bloque g, que es un bloque hipotético.
Metales,
metaloides y no metales
De acuerdo con las propiedades físicas y
químicas que comparten, los elementos se pueden clasificar en tres grandes
categorías: metales, metaloides y no metales. Los metales son sólidos
generalmente brillantes, altamente conductores que forman aleaciones de unos
con otros y compuestos iónicos similares a sales con compuestos no metálicos
—siempre que no sean los gases nobles—. La mayoría de los no metales son gases
incoloros o de colores; pueden formar enlaces covalentes con otros elementos no
metálicos. Entre metales y no metales están los metaloides, que tienen
propiedades intermedias o mixtas.67
Metales y no metales pueden clasificarse en
sub_categorías que muestran una gradación desde lo metálico a las propiedades
no metálicas, de izquierda a derecha, en las filas: metales alcalinos
—altamente reactivos—, metales alcalinotérreos —menos reactivos—, lantánidos y
actínidos, metales de transición y metales post-transición. Los no metales se
subdividen simplemente en no metales poliatómicos —que, por estar más cercanos
a los metaloides, muestran cierto carácter metálico incipiente—, no metales
diatómicos —que son esencialmente no metálicos— y los gases nobles, que son
monoatómicos no metálicos y casi completamente inertes. Ocasionalmente también
se señalan subgrupos dentro de los metales de transición, tales como metales
refractarios y metales nobles.68 and occasionally denoted.69
La colocación de los elementos en categorías
y subcategorías en función de las propiedades compartidas es imperfecta. Hay un
espectro de propiedades dentro de cada categoría y no es difícil encontrar
coincidencias en los límites, como es el caso con la mayoría de los sistemas de
clasificación.70 El berilio, por ejemplo, se clasifica como un metal
alcalinotérreo, aunque su composición química anfótera y su tendencia a formar
compuestos covalentes son dos atributos de un metal de transición químicamente
débil o posterior. El radón se clasifica como un no metal y un gas noble aunque
tiene algunas características químicas catiónicas más características de un
metal. También es posible clasificar con base en la división de los elementos
en categorías de sucesos, mineralógicos o estructuras cristalinas. La
categorización de los elementos de esta forma se remonta a por lo menos 1869,
cuando Hinrichs escribió que se pueden extraer líneas sencillas de límites para
mostrar los elementos que tienen propiedades similares, tales como metales y no
metales, o los elementos gaseosos.71
Otras
formas de representar la tabla periódica
Variantes
de la composición del grupo 3
Hay tres variantes principales de la tabla
periódica, cada una diferente en cuanto a la constitución del grupo 3. Escandio
e itrio se muestran de manera uniforme ya que son los dos primeros miembros de
este grupo; las diferencias dependen de la identidad de los miembros
restantes.
El grupo 3 está formado por Sc, Y, y La, Ac.
Lantano (La) y actinio (Ac) ocupan los dos puestos por debajo del itrio (Y).
Esta variante es la más común.73 Hace hincapié en las similitudes de las
tendencias periódicas bajando los grupos 1, 2 y 3, a expensas de las
discontinuidades en las tendencias periódicas entre los grupos 3 y 4 y la
fragmentación de los lantánidos y actínidos.
El grupo 3 está formado por Sc, Y, y Lu, Lr.
Lutecio (Lu) y lawrencio (Lr) ocupan los dos puestos por debajo del itrio. Esta
variante conserva un bloque f de 14 columnas de ancho, a la vez que
desfragmenta a lantánidos y actínidos. Enfatiza las similitudes de tendencias
periódicas entre el grupo 3 y los siguientes grupos a expensas de
discontinuidades en las tendencias periódicas entre los grupos 2 y 3.
El grupo 3 está formado por Sc, Y, y 15
lantánidos y 15 actínidos. Las dos posiciones por debajo de itrio contienen los
lantánidos y los actínidos (posiblemente por notas al pie). Esta variante
enfatiza las similitudes en la química de los 15 elementos lantánidos (La-Lu),
a expensas de la ambigüedad en cuanto a los elementos que ocupan las dos
posiciones por debajo de itrio del grupo 3, y aparentemente de un bloque f
amplio de 15 columnas —solo puede haber 14 elementos en cualquier fila del
bloque f—.n.
Las tres variantes se originan de las
dificultades históricas en la colocación de los lantánidos de la tabla
periódica, y los argumentos en cuanto a dónde empiezan y terminan los elementos
del bloque f.76 n. 6 Se ha afirmado que tales argumentos son la prueba de que
«es un error de romper el sistema [periódico] en bloques fuertemente
delimitados».78 Del mismo modo, algunas versiones de la tabla dos marcadores
han sido criticados por lo que implica que los 15 lantánidos ocupan la caja
única o lugar por debajo de itrio,79 n. 7 en violación del principio básico de
«un lugar, un elemento».
Forma larga de la tabla periódica, como
resultado de la asignación de los lantánidos y actínidos al grupo 3, bajo Sc e
Y.
Tablas periódicas con estructura
diferente
Véase también: Alternativas de tablas
periódicas
La tabla periódica moderna a veces se expande
a su forma larga o de 32 columnas restableciendo los elementos del bloque f a
su posición natural entre los bloques s y d. A diferencia de la forma de 18
columnas, esta disposición da como resultado «el aumento sin interrupciones a
la secuencia de los números atómicos».81 También se hace más fácil ver la
relación del bloque f con los otros bloques de la tabla periódica.82 Jensen
aboga por una forma de tabla con 32 columnas con base en que los lantánidos y
actínidos son relegados en la mente de los estudiantes como elementos opacos y
poco importantes que pueden ser puestos en cuarentena e ignorados.83 A pesar de
estas ventajas, los editores generalmente evitan la formulación de 32 columnas
porque su relación rectangular no se adapta adecuadamente a la proporción de
una página de libro.
La
tabla periódica en el formato de 32 columnas.
Los científicos discuten la eficiencia de
cada modelo de tabla periódica. Muchos cuestionan incluso que la distribución
bidimensional sea la mejor. Argumentan que se basa en una convención y en
conveniencia, principalmente por la necesidad de ajustarlas a la página de un
libro y otras presentaciones en el plano. El propio Mendeléyev no estaba
conforme y consideró la distribución en espiral, sin suerte. Algunos argumentos
en favor de nuevos modelos consisten en, por ejemplo, la ubicación del grupo de
los lantánidos y de los actínidos fuera del cuerpo de la tabla, e incluso que
el helio debería estar ubicado en el grupo 2 de los alcaniotérreos pues
comparte con ellos dos electrones en su capa externa.85 Por ello con los años
se han desarrollado otras tablas periódicas ordenadas en forma distinta, como
por ejemplo en triángulo, pirámide, tablas en escalones, torre y en espiral.5 A
este último tipo corresponde la galaxia química, la espiral de Theodor Benfey86
y la forma en espiral-fractal de Melinda E Green.87 Se estima que se han
publicado más de 700 versiones de la tabla periódica.88
Según Phillip Stewart, si Mendeléyev hubiera
seguido desarrollando el modelo en espiral, hubiera podido predecir las
propiedades de los halógenos. Utilizando esta idea, el propio Stewart creó una
tabla periódica en espiral a la que dio en llamar «Galaxia química», en la que
acomoda la longitud creciente de los períodos en los brazos de una galaxia en
espiral.85
En palabras de Theodor Benfey, la tabla y la
ley periódica
Son el corazón de la química —comparables a
lo que la teoría de la evolución en biología (que sucedió al concepto de la
Gran Cadena del Ser) y las leyes de la termodinámica en la física clásica. Sin
embargo, la tabla periódica estándar como se muestra en los salones de clase y
se utiliza en los libros de texto siempre me pareció completamente
insatisfactoria. Con sus lagunas de mamut en el primer y segundo períodos y las
colecciones no unidas de lantánidos y actínidos flotantes por debajo de la
tabla, la última impresión que un estudiante ganaría sería el sentido de la
periodicidad de un elemento.
Theodor Benfey2
Tabla
en espiral de Benfey.
Su preocupación, pues, era estrictamente
pedagógica. Por ese motivo diseñó una tabla periódica oval similar a un campo
de fútbol que no mostraba saltos ni elementos flotantes.2 Ordena los elementos
en una espiral continua, con el hidrógeno en el centro y los metales de
transición, los lantánidos y los actínidos ocupando las penínsulas.89 No
obstante, no se sintió satisfecho con el resultado, ya que no tenía espacio
suficiente para los lantánidos. Por ello en un rediseño posterior creó una
protusión para hacerles sitio y lo publicó en 1964 en la revista de la que era
redactor jefe, Chemistry (química), de la American Chemical Society. La tabla
fue modificada para dejar abierta la posibilidad de acomodar nuevos elementos
transuránicos que todavía no se habían detectado, cuya existencia había sido
sugerida por Glenn Seaborg, así como otros cambios menores. La espiral de
Benfey fue publicada en calendarios, libros de texto y utilizada por la
industria química,2 por lo cual se volvió popular.
La tabla fractal se basa en la continuidad de
las características del elemento al final de una fila con el que se encuentra
al inicio de la siguiente, lo que sugiere que la distribución podría
representarse mejor con un cilindro en lugar de fraccionar la tabla en
columnas. Además, en algunos casos había muchas diferencias entre algunos
elementos con números atómicos bajos. Por otra parte, la tabla incorpora la
familia de los actínidos y los lantánidos al diseño general, ubicándolos en el
lugar que les correspondería por número atómico, en lugar de mantenerlos
separados en dos grupos flotantes al final como sucede en la tabla estándar. El
resultado es que las familias, en lugar de seguir columnas, siguen arcos
radiales. Esta tabla evidencia la periodicidad introduciendo horquillas en el
inicio de los períodos de longitud 8, 18 y 32.87
La mayoría de las tablas periódicas son de
dos dimensiones; sin embargo, se conocen tablas en tres dimensiones al menos
desde 1862 (pre-data tabla bidimensional de Mendeleiev de 1869). Como ejemplos
más recientes se puede citar la Clasificación Periódica de Courtines (1925),91
el Sistema de Lámina de Wrigley (1949),92 la hélice periódica de Giguère
(1965)93 y el árbol periódico de Dufour (1996).94 Se ha descrito que la Tabla
Periódica de Stowe (1989)95 tiene cuatro dimensiones —tres espaciales y una de
color—.96
Las diversas formas de tablas periódicas
pueden ser consideradas como un continuo en la química-física.97 Hacia el final
del continuo químico se puede encontrar, por ejemplo, la Tabla Periódica
Inorgánica de Rayner-Canham (2002),98 que hace hincapié en las tendencias,
patrones, relaciones y propiedades químicas inusuales. Cerca del final del
continuo físico está la tabla periódica ampliada escalonada por la izquierda de
Janet (1928). Tiene una estructura que muestra una relación más estrecha con el
orden de llenado de electrones por capa y, por asociación, la mecánica
cuántica.99 En algún lugar en medio del continuo se ubica la ubica tabla periódica
estándar; se considera que expresa las mejores tendencias empíricas en el
estado físico, la conductividad eléctrica y térmica, los números de oxidación,
y otras propiedades fácilmente inferidas de las técnicas tradicionales del
laboratorio químico.100
Otras
extensiones de la tabla periódica
Véase también: Tabla periódica de los
elementos ampliada
No está claro si los nuevos elementos
encontrados continuarán el patrón de la tabla periódica estándar como parte del
período 8 o se necesitará nuevos ajustes o adaptaciones. Seaborg espera que
este periodo siga el patrón previamente establecido exactamente, de modo que
incluiría un bloque s para los elementos 119 y 120, un nuevo bloque g para los
próximos 18 elementos, y 30 elementos adicionales continuarían los bloques
actuales f, d, y p.103 Los físicos tales como Pekka Pyykkö han teorizado que
estos elementos adicionales no seguirían la regla de Madelung, que predice cómo
se llenan de capas de electrones, y por lo tanto afectarán la apariencia de la
tabla periódica estándar.104
Elemento
con el número atómico más alto posible
El número de posibles elementos no se conoce.
En 1911 Elliot Adams, con base en la disposición de los elementos en cada fila
de la tabla periódica horizontal, predijo que no existirían los elementos de
peso atómico superior a 256 —lo que estaría entre los elementos 99 y 100 en
términos de hoy en día—.105 La estimación reciente más alta es que la tabla
periódica puede terminar poco después de la isla de estabilidad,106 que según
se considere un modelo relativista o no se centrará alrededor de Z = 120 y N =
172 o Z = 124-126 y N = 184,107 ya que la extensión de la tabla periódica está
restringida por las líneas de goteon. 9 de protones y de neutrones.108 Otras
predicciones del fin de la tabla periódica incluyen al elemento 128 de John
Emsley,7 al elemento 137 de Richard Feynman,109 y al elemento 155 de Albert
Khazan.7 n.
Modelo
de Bohr
El modelo de Bohr, no relativista, exhibe
dificultad para los átomos con número atómico superior a 137, ya que estos
requerirían que los electrones 1s viajen más rápido que c, la velocidad de la
luz, lo que lo vuelve inexacto y no se puede aplicar a estos elementos.
Ecuación
relativista de Dirac
La ecuación relativista de Dirac tiene
problemas para elementos con más de 137 protones. Para ellos, la función de
onda del estado fundamental de Dirac es oscilatoria, y no hay diferencia entre
los espectros de energía positivo y negativo, como en la paradoja de Klein.112
Si se realizan cálculos más precisos, teniendo en cuenta los efectos del tamaño
finito del núcleo, se encuentra que la energía de enlace excede el límite para
los elementos con más de 173 protones. Para los elementos más pesados, si el orbital
más interno (1s) no está lleno, el campo eléctrico del núcleo tira de un
electrón del vacío, lo que resulta en la emisión espontánea de un positrón;113
sin embargo, esto no sucede si el orbital más interno está lleno, de modo que
el elemento 173 no es necesariamente el final de la tabla periódica.
Colocación
del hidrógeno y el helio
Solamente siguiendo las configuraciones
electrónicas, el hidrógeno (configuración electrónica 1s1) y el helio (1s2) se
colocan en los grupos 1 y 2, por encima de litio ([He]2s1) y berilio
([He]2s2).65 Sin embargo, esta colocación se utiliza rara vez fuera del
contexto de las configuraciones electrónicas: cuando los gases nobles —entonces
llamados «gases inertes»— fueron descubiertos por primera vez alrededor de 1900,
se los identificaba como «el grupo 0», lo que reflejaba que no se les conocía
ninguna reactividad química en ese momento, y el helio se colocó en la parte
superior de ese grupo, porque compartía esta situación extrema. Aunque el grupo
cambió su número formal, muchos autores siguieron colocando al helio
directamente por encima del neón, en el grupo 18; uno de los ejemplos de tal
colocación es la tabla IUPAC actual.114 Las propiedades químicas del hidrógeno
no son muy cercanas a los de los metales alcalinos, que ocupan el grupo 1, y
por eso el hidrógeno a veces se coloca en otra parte: una de las alternativas
más comunes es en el grupo 17.
Una de las razones para ello es la estrictamente
univalente química predominantemente no metálica del hidrógeno, la del flúor
—el elemento colocado en la parte superior del grupo 17— es estrictamente
univalente y no metálica. A veces, para mostrar cómo el hidrógeno tiene tanto
propiedades correspondientes a las de los metales alcalinos y a los halógenos,
puede aparecer en dos columnas al mismo tiempo.115 También puede aparecer por
encima del carbono en el grupo 14: así ubicado, se adapta bien al aumento de
las tendencias de los valores de potencial de ionización y los valores de
afinidad de electrones, y no se aleja demasiado de la tendencia de
electronegatividad.116 Por último, el hidrógeno a veces se coloca por separado
de cualquier grupo porque sus propiedades en general difieren de las de
cualquier grupo: a diferencia del hidrógeno, los otros elementos del grupo 1 muestran
un comportamiento extremadamente metálico; los elementos del grupo 17
comúnmente forman sales —de ahí el término "halógeno"—; los elementos
de cualquier otro grupo muestran una química multivalente. El otro elemento del
periodo 1, el helio, a veces se coloca separado de cualquier grupo también.117
La propiedad que distingue al helio del resto de los gases nobles —a pesar de
que su extraordinario carácter inerte está muy cerca del neón y el argón—118 es
que, en su capa cerrada de electrones, el helio tiene solo dos electrones en el
orbital más externo, mientras que el resto de los gases nobles tienen ocho.
Grupos
incluidos en los metales de transición
Según IUPAC un metal de transición es «un
elemento cuyo átomo tiene una subcapa d incompleta o que puede dar lugar a
cationes».119 De acuerdo con esta definición, todos los elementos en los grupos
del 3 al 11 son metales de transición y se excluye al grupo 12, que comprende
zinc, cadmio y mercurio.
Algunos químicos consideran que los
«elementos del bloque d» y los «metales de transición» son categorías
intercambiables, incluyendo por tanto al grupo 12 como un caso especial de
metal de transición en el que los electrones d no participan normalmente en el
enlace químico. El descubrimiento de que el mercurio puede utilizar sus
electrones d en la formación de fluoruro de mercurio (IV) (HgF4) llevó a
algunos científicos a sugerir que el mercurio puede ser considerado un metal de
transición.120 Otros, como Jensen, argumentan que la formación de un compuesto
como HgF4 puede ocurrir solo bajo condiciones muy anormales. Como tal, el
mercurio no puede ser considerado como un metal de transición por ninguna
interpretación razonable en el sentido normal del término.
En otros casos hay quienes no incluyen al grupo
3, argumentando que estos no forman iones con una capa d parcialmente ocupada y
por lo tanto no presentan las propiedades características de la química de los
metales de transición.
Elementos en el grupo 3 del periodo 6 y
7
Aunque el escandio y el itrio son siempre los
dos primeros elementos del grupo 3, la identidad de los próximos dos elementos
no se resuelve. O bien son lantano y actinio, o lutecio y lawrencio. Existen
argumentos físicos y químicos para apoyar esta última disposición,76 123 pero
no todos los autores están convencidos.
Tradicionalmente se representa al lantano y
al actinio como los restantes miembros del grupo 3.125 Se ha sugerido que este
diseño se originó en la década de 1940, con la aparición de las tablas
periódicas que dependen de las configuraciones electrónicas de los elementos y
la noción de la diferenciación de electrones.
Las configuraciones de cesio, bario y lantano
son [Xe]6s1, [Xe]6s2 y [Xe]5d16s2. Por lo tanto el lantano tiene un electrón
diferenciador 5d y esto lo establece «en el grupo 3 como el primer miembro del
bloque d para el periodo 6».126
En el grupo 3 se ve un conjunto consistente
de configuraciones electrónicas: escandio [Ar]3d14s2, itrio [Kr]4d15s2 y
lantano. Aún en el período 6, se le asignó al iterbio una configuración
electrónica de [Xe]4f135d16s2 y [Xe]4f145d16s2 para el lutecio, lo que resulta
«en un electrón diferenciante 4f para el lutecio y lo establece firmemente como
el último miembro del bloque f para el período 6.»126 Matthias127 describe la
colocación del lantano en virtud del itrio como «un error en el sistema
periódico — por desgracia propagado mayoritariamente por la compañía Welch
[Sargent-Welch] ... y ... todo el mundo la copió». Lavelle lo refutó aportando
una serie de libros de referencia conocidos en los que se presentaban tablas
periódicas con tal disposición.
Las primeras técnicas para separar
químicamente escandio, itrio y lutecio se basaron en que estos elementos se
produjeron juntos en el llamado «grupo de itrio», mientras que La y Ac se
produjeron juntos en el «grupo del cerio».126 Por consiguiente, en los años
1920 y 30 algunos químicos colocaron el lutecio en el grupo 3 en lugar del
lantano.n.
Posteriores trabajos espectroscópicos
encontraron que la configuración electrónica de iterbio era de hecho
[Xe]4f146s2. Esto significaba que iterbio y lutecio tenían 14 electrones f,
«resultando en un electrón diferenciante d en lugar de f» para el último, lo
que lo hacía un «candidato igualmente válido» para la siguiente posición de la
tabla periódica en el grupo 3 debajo del itrio.126 Varios físicos en los años
1950 y 60 optaron por lutecio, a la luz de una comparación de varias de sus
propiedades físicas con las del lantano.126 Esta disposición, en la que el
lantano es el primer miembro del bloque f, es cuestionada por algunos autores
ya que este elemento carece de electrones f. Sin embargo, se ha argumentado que
esta no es una preocupación válida dado que existen otras anomalías en la tabla
periódica, como por ejemplo el torio, que no tiene electrones f pero forma
parte de ese bloque.129 En cuanto al lawrencio, su configuración electrónica se
confirmó en 2015 como [Rn]5f147s27p1, lo que representa otra anomalía de la
tabla periódica, independientemente de si se coloca en el bloque d o f, pues la
potencialmente aplicable posición de bloque p se ha reservado para el nihonio
al que se le prevé una configuración electrónica de [Rn]5f146d107s27p1.
Forma
óptima
Las muchas formas diferentes de la tabla
periódica han llevado a preguntarse si existe una forma óptima o definitiva. Se
cree que la respuesta a esta pregunta depende de si la periodicidad química
tiene una verdad subyacente, o es en cambio el producto de la interpretación
humana subjetiva, dependiente de las circunstancias, las creencias y las
predilecciones de los observadores humanos. Se podría establecer una base
objetiva para la periodicidad química determinando la ubicación del hidrógeno y
el helio, y la composición del grupo 3. En ausencia de una verdad objetiva, las
diferentes formas de la tabla periódica pueden ser consideradas variaciones de
la periodicidad química, cada una de las cuales explora y hace hincapié en
diferentes aspectos, propiedades, perspectivas y relaciones de y entre los
elementos. Se cree que la ubicuidad de la tabla periódica estándar es una
consecuencia de su diseño, que tiene un buen equilibrio de características en
términos de facilidad de construcción y tamaño, y su descripción de orden
atómico y tendencias periódicas.
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